Tras el éxito del Sputnik 1, la
antigua Unión Soviética estaba obsesionada seguir siendo la primera potencia en
la carrera espacial. Fue entonces cuando una nueva idea totalmente novedosa surgió:
el Sputnik 2, el segundo satélite artificial que orbitó alrededor de la Tierra y que transportaba el primer ser vivo al espacio, la
perra Laika.
El objetivo de este lanzamiento era
demostrar que los seres vivos podían sobrevivir en el espacio para ello uno de
los requisitos para construir la nave era mantener viva y salva a la perra
durante el mayor tiempo posible y también realizar nuevos experimentos en el
entorno espacial, incorporando nuevo instrumental científico.
El núcleo del satélite fue una
cabina de aluminio totalmente hermética, la cual, se equipó con diversos
sensores cuyo objetivo era medir la presión y temperatura ambiental, así como
la presión sanguínea, el ritmo respiratorio y cardiaco de la perrita. Por
otro lado, se rediseñó un cinturón de munición de una ametralladora para llevar
pequeñas porciones de alimento altamente calórico. También se le vistió con un
corsé especial que contenía un receptáculo para almacenar sus necesidades.
Con este programa surgieron muchas novedades: se diseñó nueva instrumentación científica destinada a registrar la
radiación ultravioleta y de rayos X.
Otra novedad respecto a la misión
anterior era la incorporación de un reloj en el satélite cuya tarea era la de
encender la carga científica con el objetivo de ahorro de energía
Después de una serie de pruebas en los
motores y la elección del pasajero, Laika. El 3 de Noviembre de 1957 a las 2:30 UTC, se encendían los motores y
Laika se precipitaba a su último viaje, un viaje que la llevaría más lejos de
lo que cualquier otro ser vivo había estado antes, un viaje que se convertiría
en un símbolo de la carrera espacial rusa.
Seis días
después del lanzamiento, el Sputnik 2 agotó sus baterías. Fue durante el 14 de
abril cuando se produjo la reentrada en la atmósfera.
Meses más tarde se reveló que un fallo en el sistema
de control térmico y el terror producido por las vibraciones y ruidos durante
el lanzamiento fueron demasiado para el corazón de Laika que se mantuvo viva durante seis
horas.