sábado, 3 de marzo de 2012

Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad


Tras el éxito del Sputnik 1, la antigua Unión Soviética estaba obsesionada seguir siendo la primera potencia en la carrera espacial. Fue entonces cuando una nueva idea totalmente novedosa surgió: el Sputnik 2, el segundo satélite artificial que orbitó alrededor de la Tierra y que transportaba el primer ser vivo al espacio, la perra Laika.

El objetivo de este lanzamiento era demostrar que los seres vivos podían sobrevivir en el espacio para ello uno de los requisitos para construir la nave era mantener viva y salva a la perra durante el mayor tiempo posible y también realizar nuevos experimentos en el entorno espacial, incorporando nuevo instrumental científico.
El núcleo del satélite fue una cabina de aluminio totalmente hermética, la cual, se equipó con diversos sensores cuyo objetivo era medir la presión y temperatura ambiental, así como la presión sanguínea, el ritmo respiratorio y cardiaco de la perrita. Por otro lado, se rediseñó un cinturón de munición de una ametralladora para llevar pequeñas porciones de alimento altamente calórico. También se le vistió con un corsé especial que contenía un receptáculo para almacenar sus necesidades.
Con este programa surgieron muchas novedades: se diseñó nueva instrumentación científica destinada a registrar la radiación ultravioleta y de rayos X.
Otra novedad respecto a la misión anterior era la incorporación de un reloj en el satélite cuya tarea era la de encender la carga científica con el objetivo de ahorro de energía
Después de una serie de pruebas en los motores y la elección del pasajero, Laika. El 3 de Noviembre de 1957 a las 2:30 UTC, se encendían los motores y Laika se precipitaba a su último viaje, un viaje que la llevaría más lejos de lo que cualquier otro ser vivo había estado antes, un viaje que se convertiría en un símbolo de la carrera espacial rusa.
Seis días después del lanzamiento, el Sputnik 2 agotó sus baterías. Fue durante el 14 de abril cuando se produjo la reentrada en la atmósfera.
Meses más tarde se reveló que un fallo en el sistema de control térmico y el terror producido por las vibraciones y ruidos durante el lanzamiento fueron demasiado para el  corazón de Laika que se mantuvo viva durante seis horas.

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